«Seguí al pie de la letra dos consejos que me dio mi abuela: ser una dama en la cocina y una puta en la cama. En los dos me fue pésimo. Gracias a mis habilidades culinarias, que jamás he tenido y que jamás tendré, asumí el reto de preparar unos fríjoles después de que mi marido me dijo en un tonito desafiante: «¿Me imagino, que siendo tú de Manizales sabes hacer fríjoles?». «Pues claro», le dije. Jamás olvidaré ese día. Era la final de un campeonato de fútbol y yo pretendía ver todo el partido sentada cómodamente en el sofá al calor de unos tequilas. No fue así. Cuando estaba por finalizar el primer tiempo ya los fríjoles estaban más acalorados que los propios jugadores en la cancha. Un tremendo ruido estremecía la cocina. Y por culpa de un pequeño utensilio al que las señoras llaman «olla de presión» casi se nos cumple la predicción del sacerdote que bendijo tan divina unión: estar juntos hasta que la muerte nos separe.»
¿Quién dijo que la televisión gringa se había inventado a las Amas de Casa Desesperadas? eso de preparar un menú diferente cada día de la semana, todos los días del año, por el resto de la vida, para satisfacer a todos los gustos de la casa-primero, al marido; luego súmenle hijos…. eso es para enloquecer a cualquiera… y para acabar de ajustar, es una «obligación» de todas las mujeres cocinar como chefs diplomados, incluso hacer alardes de repostería y cocina gourmet -aunque se ignore como se calibra la temperatura del horno, o no hablemos francés… y la angustia cuando la se agota la creatividad del fogón… y la sensación de fracaso cuando el plato del día no obtuvo la aprobación sonriente del público…
¿ama de casa felz?
… y además hay que estar lindísima mientras se sirven las viandas…
No deja de divertirme y de asombrarme como un espacio que apenas tiene 200 y algo de años de creación – el Hogar- halla resultado tan imperativo y tan exitoso como medio para controlar las conductas y los comportamientos… El Hogar resultó ser el espacio femenino por definición, pues la moral burguesa sacó a las mujeres del espacio público y las confinó en esa flor/fortaleza donde estarían protegidas y, a su vez, los espacios masculinos quedaban protegidos de nuestra «ingerencia». El Hogar entonces se dotó con todo lo «necesario», lo que el mercado+la construcción del género+la tecnología lograron inventar e introducir para hacer del Hogar un espacio cómodo, cálido… y para facilitar algunos procesos en beneficio de otros: hay lavadora, para que el lavado lleve menos tiempo y se pueda jugar con los niños; hay luz electrica -o a gas, como comenzó- para que la noche se extienda y después de acostar a los niños, haya «tiempo de pareja» *!*….. hay procesadores de alimentos para que se cocine rápido y bien, con la sazón perfecta y las comidas sean amenas, alegres y se pueda conversar; y ni hablar de la decoración, de la multitud de telas, adornos, estilos de muebles y demás que sirven para «crear atmósferas» que la dueña de casa debe administrar con gran tino…. en este reino de lo bello y lo perfecto, que algunas feministas han llamado «campo de concentración confortable», la mujer debía reinar y debe reinar….
……durante el día, por que en las noches…..
Mónica Bellucci nos muestra lo que debe ir bajo el delantal...
«Todavía me quedaba el segundo consejo que me dio la madre de mi madre. Un poco grotesco pero tenía que hacer el papel de ¡zorra! en la cama que se hace por experiencia o por instinto. Después de analizar unos cuantos videos porno, una noche decidí ser la ‘Lolita’ que toda mujer lleva por dentro. Agarré el delantal de mujer en la cocina, lo tiré con fuerza sobre la mesa, me puse una liga roja, me subí la falda, me acerqué a mi marido, lo lancé con destreza sobre la cama y ahí fue Troya. Hice tantas piruetas que terminé en el suelo. Jamás volvimos a intentar ese matricidio.»
… cuando llega la noche, la emperatriz doméstica se quita el delantal para descubrir a la odalisca/vampiresa que «toda» mujer lleva por dentro, esperando ansiosa para entregarse a su marido…..
…. claro que yo he oído a muchas esposas y amas de casa que, tras un día de trajín, lo último que se les pasa por la cabeza es una sesión de sexo intenso y apasionado con su cónyugue.
¿Y cómo es que «el ángel del hogar» se transforma en Salomé, quitándose sus siete velos? a mí no me cuadra mucho y a muchas tampoco les ha cuadrado en la práctica, pues, educadas en la virginidad y la inocencia, ni saben que puede existir algo parecido o igual a la buena disposición sexual y mucho menos que ellas también pueden disfrutar de hacer el amor con el marido. ¿Será por eso que se usa la palabra «puta», en vez de otra? pues, al fin y al cabo, las putas son complacientes, obedecen al deseo del hombre -sea expresado o no- y ni hablemos del detalle de la compensación económica… pero, por el momento, digamos que las putas lo que hacen es obedecer; sí, expresan deseo por el hombre, pero eso es lo que se espera de ellas, que correspondan así el caballero no haya abierto la boca… en fin, la puta hace lo que se le dice…
Con estos estereotipos en juego, no hay que asombrarse mucho de que revelaciones como las aportadas por Freud, Kingsley y otros sobre la sexualidad femenina, hayan caído tan mal; ¿cómo aceptar que el ángel que limpia la casa, alimenta a los niños y mantiene el honor de su marido, tenga orgasmos y hasta se masturbe? ¿que fantasee con otros hombres -o con mujeres? ¿que haga trampa al picar y rayar verduras, comprándolas ya procesadas, por que ODIA LA COCINA? ¿o que en realidad prefiera los placeres de la alcoba conyugal, a aspirar minuciosamente cada rincon de la casa? …….. claro, lo que la realidad enseña, es que lo del matrimonio, para muchas, es más fuente de frustración que de realización; y que aquellas que se sienten realizadas como esposas y amas de casa, tienen un reto muy difícil en su vida cotidiana.
Nos han dicho…