Hace tiempos: El gran pánico

Como más puede describirse esta sensación occidental? No me atrevo a decir universal, pues no se si a los de Oriente y a los que están por fuera de esos dos sistemas culturales (occidente y oriente) les pase lo mismo. Al menos los occidentales andamos muy claustrofóbicos estos últimos años.

Hablo del Gran Pánico como referencia al título de una gran obra de la historia francesa salida de la pluma de Georges Lefebvre, que lleva el mismo título. En este trabajo, Lefevbre estudia las causas que llevaron a las revueltas campesinas previas a la revolución que se desató en París y que nosotros llamamos Revolución Francesa. Esas revueltas se caracterizaron, según Lefevbre, por el creciente miedo de los campesinos franceses a que los nobles se aliasen en una conspiracion maligna para matarlos de hambre. Corría el año de 1788 y Francia soportaba una crisis financiera a la que se añadía una terrible alteración climática provocada por la erupción del volcán islandés Loki en 1783; las secuelas de esta erupción ocasionaron tormentas e inundaciones que alteraron el verano y destruyeron la mayor parte de las cosechas; el invierno fue igual de mortífero durante los años siguientes. A la situación de escasez se unió entonces la pobreza y a estas dos, le siguió la delincuencia… Claro, suena muy familiar.

Ahora, hagamos la cuenta: de 1783 a 1789 fueron seis años… Seis años en los que aquello que era usual (la explotación económica y moral, las reglas de la sociedad estamental, las explicaciones religiosas y míticas para justificar el status quo) se fue desmoronando de manera escandalosa.  Las revueltas campesinas no eran nuevas en la Francia del Antiguo Régimen, pero la extensión del Gran Pánico las convirtió en un fenómeno novedoso y atemorizante.  Uno de los resultados fue la “abolición formal” de los derechos feudales de la nobleza francesa, lo que no fue bien recibido… Y ahí llegó la Revolución y luego su coletazo neoconservador napoleónico, nacionalista y monárquico…

 

El United Kingdom Independence Party (UKIP) es el partido político que ha acogido la bandera xenofóbica en Gran Bretaña. Para muchos de sus simpatizantes la llegada de inmigrantes es la causa principal del derrumbamiento del sistema de seguridad social inglés.

El United Kingdom Independence Party (UKIP) es el partido político que ha acogido la bandera xenofóbica en Gran Bretaña. Para muchos de sus simpatizantes la llegada de inmigrantes es la causa principal del derrumbamiento del sistema de seguridad social inglés.

 

Las oleadas de neo conservatismo que se han desplegado en los últimos 25 o 30 años en la sociedad occidental cuentan con el precedente del gran desmoronamiento cultural del siglo XX; el partido UKIP de Gran Bretaña, el resurgimiento del franquismo en España y la reorganización de los partidos conservadores en todo el mundo es una buena muestra de este fenómeno. Recordemos que el siglo XX fue el siglo de dos guerras mundiales en las cuales se dirimieron cuestiones éticas y culturales que habían definido la sociedad occidental. La reorganización política que siguió a la Segunda Guerra Mundial confirmó la supremacía de algunos países occidentales (Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Unión Soviética) y puso a otros en una posición ventajosa para recuperarse, como Alemania. El resto, como Latinoamérica, se vieron comprometidos en un orden jerárquico que marcaba los grados de “progreso” y “civilización” alcanzados por sus sociedades.

Este sistema ha sustentado nuestras sociedades en las últimas décadas.  Nosotros y nuestros padres, nuestros hijos, nos hemos criado con este sistema moral y social que otorga puntos por nuestra ascensión en la escala de privilegios. Esto implica que muchas categorías morales se convirtieron en sinónimos de condiciones materiales y viceversa. Las explicaciones religiosas y mitológicas para nuestro status quo ahora son variadas ─ somos, al menos la mayoría de los urbanitas, hijos de una cultura multi─religiosa, en la que los discursos religiosos pueden intercalarse y mezclarse para formar una narrativa que confirma nuestra posición vital.  Todo este andamiaje histórico y psicológico anda en crisis… las manifestaciones de esta crisis ya no transcurren ignoradas, nos llegan a través de los medios masivos y de las redes sociales virtuales.  Lo que en la Francia del siglo XVIII tomó casi diez años, a nosotros se nos viene como avalancha en menos tiempo. La disolución de lo que una vez conocimos como familiar nos amenaza y nos parece invencible.

Como hace casi doscientos años, nosotros, en nuestra actualidad, hemos desarrollado alternativas. Si la Europa en plena revolución apretó el gatillo para el cañón del Romanticismo, la sociedad occidental de postguerra se la jugó en el movimiento contracultural de los años 60 y 70.  Los modelos alternativos a nuestra sociedad jerarquizada surgieron desde esas décadas. Muchas de las alternativas de vida que ahora promovemos como formas de autocuidado y sanación se formaron y se divulgaron desde aquellos años.  Sin embargo, estamos demasiado invertidos como sociedad, como seres humanos en el presupuesto ético y moral de la jerarquización en la que hemos vivido y que hemos defendido. Ojo, que no voy a decir que la revolución marxista es la gran salida… si bien la teoría marxista nos provee de un impresionante vocabulario y marco analítico para entender nuestro andamiaje social, el que reconfigure dicho andamiaje me provoca serias dudas (no sé si a usted le pasa lo mismo …)

 

La diversidad sociocultural es una de las características de nuestra sociedad actual. Para muchos, la disolución de las identidades absolutas es una gran amenaza al edificio social que se ha construido, y por lo tanto, esta diversidad debe rechazarse con todos los instrumentos posibles.

La diversidad sociocultural es una de las características de nuestra sociedad actual. Para muchos, la disolución de las identidades absolutas es una gran amenaza al edificio social que se ha construido, y por lo tanto, esta diversidad debe rechazarse con todos los instrumentos posibles.

 

Estamos tan empeñados como sociedad en el modelo jerárquico en el que vivimos, que estamos dispuestos a sufrir un gran coletazo neoconservador para mantenerlo. Las últimas elecciones al Parlamento Europeo lo demuestran con la victoria de partidos de derecha y la fuerte lucha ideológica en Latinoamérica lo confirma, dando amplias muestras de la polarización ideológica que desgarra a nuestros países. Los Estados Unidos sufren un mal parecido, apenas camuflado por su organización federal.  Cada sociedad occidental está dispuesta a irse al garete con tal de conservar los privilegios que definen a sus clases sociales. Las justificaciones éticas, políticas, morales, religiosas, judiciales y sentimentales abundan y abundarán.  No debería extrañarnos entonces la criminalización de la pobreza ni la reglamentación de la xenofobia. Ambas condiciones ─ ser pobre, ser extranjero ─ implican unos serios debates éticos y políticos que cuestionan los privilegios que han servido para identificar a nuestras sociedades urbanas occidentales. Muchos de esos privilegios se centran en esto: no ser responsable de.  No ser responsable de las desgracias, ni de la pobreza, ni de la angustia de los otros… a veces, ni de la miseria propia.

No es “bonito” vivir en pánico.  A los franceses del siglo XVIII les disgustó tanto, que terminaron desatando el Terror… Y tengo la certeza de que nuestra cultura occidental va por los mismos caminos. No me las voy a dar de gurú, ni mucho menos de life coach y por eso no me voy a desgastar en recomendar claves para enfrentar, sortear ni mucho menos evitar este gran final. Creo que es sencillamente imposible. Y creo también que gente mucho más aventurera y competente que yo ─ por ejemplo Nietszche ─ ha recomendado buenos puntos de vista y métodos para ejercer la reinvención y así  darle buena sepultura a modelos de vida que están enterrándonos vivos y por los cuales estamos dispuestos a enterrar vivos a muchos otros.

Pero sí me queda una pregunta… ¿Vamos a quedarnos como zombies, como muertos vivientes, honrando un sistema que no tiene mucho caso?

Hace Tiempos: El Día de la Mujer, o la dulzura encubridora.

Fue hace poco, unos cuantos días. El tan cacareado día internacional de la Mujer se celebró con lo acostumbrado: muchas rosas (blancas y rojas), corazones, animalitos tiernos y un montón de comparaciones y superlativos que ensalzan a la Mujer como paradigma de existencia. Eso, por el lado tradicional.

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Hay otro modo de celebrar, o más bien conmemorar, que se ha hecho común en los últimos años. Ese modo consiste en recordar la razón histórica de esa fecha: la violenta muerte de un grupo de trabajadoras estadounidenses que reclamaban condiciones de trabajo más saludables y justas. Esta reivindicación se hace a la luz de lo que ha promulgado la ONU en cuanto a la celebración del Día Internacional de la Mujer como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

Pero este post no es para hacerle «barra» a un modo sobre el otro. Nace de una pregunta: ¿cuándo y cómo se hizo esta transformación de celebrar la autonomía y la igualdad de la mujer a reafirmar por medio de la celebración, su papel tradicional? No es una cosa sencilla y no deberíamos tomarlo a la ligera; sólo hay que escuchar las palabras y frases dedicadas a las mujeres y que llenan los medios de comunicación: las mujeres somos la mejor creación de Dios, la fuente de vida, la encarnación de la ternura, de la belleza, de la sensibilidad, de la delicadeza, de la fuerza silenciosa, de la paciencia, de la comprensión, de la fuerza en la fragilidad, y otras cosas por el estilo. También se alaba nuestra facilidad para las lágrimas, para aprender del dolor y para luchar a pesar de nuestra «manifiesta» flaqueza.

El modo tradicional de celebrar el Día de la Mujer: ¿Celebración o idealización perjudicial?

El modo tradicional de celebrar el Día de la Mujer: ¿Celebración o idealización perjudicial?

Y es que las mujeres no tenemos estas cualidades? Muchas sí, muchas no. El problema de este tipo de celebración que reafirma el rol tradicional de la mujer es que promueve un prototipo de feminidad que rara vez tiene algo que ver con la realidad. Semejante idealización no es buena, pues no promueve la comprensión de las debilidades y fallas que las mujeres, como seres humanos que somos, poseemos. Pero no es un error inocente. Al usar y repetir hasta el cansancio estos atributos para definirnos, nos quitan y nos quitamos la movilidad psicológica; dicha movilidad hace posible que crezcamos como seres humanos y que maduremos, logrando mayor autonomía y resiliencia (según varios diccionarios y la psicología, la resiliencia es la capacidad que tienen los individuos de sobreponerse a la adversidad y al dolor, no sólo superandolos, sino también integrándolos de manera constructiva en su vida para salir fortalecidos.)

Al promover a la mujer como fuente de vida, no se toma en cuenta a las mujeres que no pueden procrear, o que eligen no hacerlo y que no son menos mujeres por ello. La contracara es que es que promueve una definición de mujer en cuanto a su capacidad reproductora, algo que no está muy acorde con la variedad de carácteres de las mujeres ni con sus múltiples reacciones ante la maternidad. Muchas mujeres no tienen «instinto maternal»; muchas mujeres son pésimas madres y ponen en riesgo a sus hijos, incluso los matan. La maternidad como definición de la mujer sigue siendo una de las armas más crueles de sometimiento en muchas partes del mundo, donde las mujeres y niñas son entregadas en alianzas matrimoniales como transacciones entre familias y muchas madres jóvenes sufren la miseria, el abandono y fuertes crisis emocionales por verse obligadas a asumir una maternidad que tal vez no desearon.

Hay mujeres que no son tiernas, ni pacientes, ni comprensivas. Su rigidez intelectual y emocional las convierte en seres terribles y temibles, con los que es difícil dialogar y convivir. En muchas de nosotras, esa promoción de la fragilidad y la delicadeza ha dado pie a un estilo de vida caracterizado por el parasitismo emocional y material. Una mujer educada de este modo se porta como una princesa melindrosa, que se define por su incapacidad para crecer y hacerse cargo de sí misma. Lamentablemente, muchos hombres alimentan este círculo vicioso al definirse como proveedores totales.

Otro modo de celebrar: homenajear la fuerza femenina transformadora.

Otro modo de celebrar: homenajear la fuerza femenina transformadora.

Entonces, en esta celebración de lo femenino como sinónimo de lo frágil y lo quebradizo, las mujeres fuertes no quedan bien paradas. Y las mujeres que asumen su fuerza moral y física con alegría y sinceridad, sin el «a pesar de», tampoco salen muy beneficiadas. Las mujeres deportistas y las mujeres que han elegido hacer sus vidas en carreras y oficios tradicionalmente masculinos, pueden sentirse en un lugar contradictorio. Las mujeres homosexuales, bisexuales y transgénero, posiblemente no se sienten homenajeadas con una celebración que no toma en cuenta su fuerza moral y psicológica, herramientas que han desarrollado al asumirse como son y al integrarse a la sociedad con toda su riqueza existencial.

La celebración del Día Internacional de la Mujer fue una idea del régimen socialista soviético a principios del siglo XX. Con ella se quería celebrar el papel activo y crucial que las mujeres obreras habían tenido en la revolución socialista rusa. La ONU comenzó a promoverlo de manera generalizada durante los años 70’s, cuando el feminismo estaba en pleno auge. Es posible que la edulcuración de esta celebración se haya dado durante los 80’s, cuando la sociedad occidental experimentó (y comenzó a ejercer) un liberalismo conservador que, si bien promovía un tipo de individualidad, lo hacía reafirmando los papeles tradicionales que habían sido cuestionados por la contracultura de las décadas tras la segunda guerra mundial. En Colombia, que no tuvo una fuerte ola contracultural, esta celebración ha pasado a formar parte de las herramientas para promover una arraigada visión patriarcal sobre las mujeres y sus capacidades. De ahí que en vez de hacerle mucha promoción a la fecha como homenaje a la fuerza femenina, capaz de activar fuertes cambios sociales, lo que se hace es promover una definición tradicional de la mujer como elemento secundario de la sociedad, más decorativo que activo.

Celebremos la fuerza femenina, en todas sus variedades.

Celebremos la fuerza femenina, en todas sus variedades.

El Día Internacional de la Mujer, tal y como se celebra, es un homenaje turbio. Tanta flor y osito de peluche disfraza realidades femeninas fuertes, muchas veces crueles, de las que podríamos aprender muchísimo y por las que hombres y mujeres debemos luchar, para que no se repitan. Lo femenino debería tener una celebración más alegre y compleja, que admita nuestra variedad humana, con sus fortalezas y flaquezas y que nos muestre con mayor complejidad histórica. Sobre todo debería recordarnos cómo las mujeres hemos podido cambiar el mundo, solas y con la ayuda de los hombres… que muchas veces, en vez de preferir la muñeca que pintan en las alabanzas durante el Día de la Mujer, prefieren una mujer fuerte que ha vivido.

The Invisible Woman (el breve espacio en el que estás para mí y en el que yo estoy para ti)

Es la segunda creación fílmica de Ralph Fiennes. No tiene nada que ver con super héroes. El título, de hecho, parece un juego de palabras: la mujer invisible es la que fuera la amante de Charles Dickens, ese monumento de la literatura inglesa victoriana. Ella, Ellen Ternan, podría haber sido invisible para los demás, pero no para Dickens; no lo es para Claire Tomalin, su biógrafa y autora del libro que fue transformado por Fiennes y la guionista, Abi Morgan; y obviamente, no es invisible para Fiennes. Y sé que este es un comienzo pobre para esta reseña, pero una película tan intensa y con tantas capas narrativas, tiene que ser tratada con cuidado. Así que es mejor ir con paciencia.

Ralph Fiennes en el set de "The Invisible Woman"

Ralph Fiennes en el set de «The Invisible Woman»

La vi dos veces. Admito que ver el nombre de Ralph Fiennes en la marquesina me atrajo inmediatamente. Ya vi «Coriolanus», su primera producción: una adaptación moderna de la tragedia homónima de Shakespeare. Fiennes es un director audaz… le gusta muchísimo contar la historia, incluso contar lo que queda en silencio. En «The Invisible Woman» utiliza una personal combinación de inteligente composición, cámara lejana y estática y cámara móvil y envolvente. A veces es como si estuviéramos en los ojos de Fiennes en aquellos años en los que, antes de estudiar actuación, estudió pintura; no quiero dar «spoiler alert», pero cierta escena de carreras es memorable por su composición, su luz, su suspenso que precede al movimiento. La luz es una herramienta narrativa en esta película: es dinámica, a veces indicando distancia entre los personajes o su cercanía.

El texto, el subtexto y el silencio son otros elementos importantísimos. La impresión más duradera que me ha dejado esta película, es que Fiennes está obsesionado con la comunicación humana en todos sus niveles. Es como si la comunicación entre dos personas le pareciese el mayor acto de amor y generosidad. En la película los momentos de silencio son tan elocuentes como aquellos en que las conversaciones deciden el curso de las vidas de los personajes. Ahora bien, no esperen encontrar un lenguaje semejante al nuestro; claro, es inglés, pero no es el inglés moderno que uno puede usar; al respecto, Fiennes ha dicho en una entrevista que deseaba ser respetuoso con el lenguaje y la carga emocional que llevaba en esa época… creo que lo logró.  No hay que esperar explosiones verbales. Tampoco besos apasionados ni corsés desatados con furia. Tanta contención está manejada de un modo inteligente, pues los actores logran transmitir la tormenta interna, la angustia, el pensamiento, la pasión y el deseo … de nuevo, ese era un deseo de Fiennes como director de la película: transmitir la vida interna en su complejidad, con sus múltiples capas e intensidades. No es una película para los que les gusta las expresiones «masticadas». En ese sentido un puede recordar dos películas repletas de silencio/subtexto: «The Remains of the Day» y «Hannah Arendt». En estas cintas es más lo que no se dice es tan o incluso, más importante que lo que se dice. El mayordomo de «The Remains …» logra decir en sus ojos y su voz pausada todo lo que no articula, mientras la protagonista de «Hannah Arendt» nos muestra una mente intensa en la demandante  tarea del pensamiento comprensivo.  Fiennes y sus actrices (y esta es una película de actrices) nos muestran personas procesando eventos y sentimientos que van a afectar sus vidas irrevocablemente.

Felicity Jones como la madura Ellen Ternan

Felicity Jones como la madura Ellen Ternan

Las actrices. Felicity Jones sorprende en su juventud. Uno puede entender por qué Dickens se enamoraría de una mujer que no sólo es joven, sino también generosa y cálida. Y luego, en su madurez, es reflexiva y llena de autodeterminación para finalizar el duelo que su relación con Dickens le dejó. Joanna Scanlan como la esposa de Dickens da una muestra de enorme dignidad y generosidad. La escena de la sala, en la que ambas mujeres conversan, es una escena provocada por la crueldad pero que ella, la señora Dickens, logra transformar en una conversación con consejos en los que ella, como mujer madura y veterana en la «experiencia Dickens», comparte lecciones que la joven aprenderá pronto. Kristin Scott Thomas (antigua leading lady de Fiennes en «The English Patient») tiene una actuación discreta pero determinante como la madre de Ellen Ternan. No me canso de repetirlo, pues no me canso de impresionarme: Fiennes está fascinado con la comunicación íntima y las conversaciones entre mujeres le dan ese espacio de exploración. No es que quiera saber «de qué hablan las chicas». Sólo quiere saber y hacernos saber de la generosidad y calidez que puede haber en una conversación, por lo que es algo precioso que debe ser atesorado.

Joanna Scanlan encarna a la silenciosa y digna Catherine Dickens

Joanna Scanlan encarna a la silenciosa y digna Catherine Dickens

Fiennes, como ya dije, dirige la película. También encarna a Charles Dickens, en una actuación llena de actividad y alegría, algo que sus personajes usuales no le han permitido mostrar mucho en la pantalla grande. Se le conoce con el «villano» o el galán silencioso, pero aquí es un hombre maduro, lleno de energía y expresivo que, en realidad, extraña tener intimidad con alguien. Y no me refiero a la sexual. A mí me parece que el personaje de Dickens es una especie de comentario de Fiennes sobre la fama, algo que, según ha dicho en muchas entrevistas, él no logra conciliar con su profesión y de lo que ha huido en cada oportunidad (sea una entrevista o un escándalo… y ha protagonizado uno que otro..).

Una conversación íntima...

Una conversación íntima…

En una entrevista radial reciente, Fiennes dijo que alguien le había llamado  la atención sobre el hecho de usar la palabra «Amante» (Mistress) para describir la relación entre Dickens y Ellen Ternan. Esta persona le dijo a Fiennes que no era una palabra apropiada, aunque tampoco le dio una alternativa. Pienso que esa palabra no tiene nada de malo al describir esa relación, de hecho, su carga hace gran parte de lo que unió a estos dos personajes. Al ser la amante de Dickens, Ternan se refugió en las sombras, se hizo invisible y sacrificó unos privilegios sociales; dicho sacrificio formó ese duelo incompleto que luego la acompañó cuando Dickens murió. Claro, era una relación en la que él tenía el poder socialmente aceptado. Pero en privado, su Amante Amada, su Compañera, era ese espacio donde él estaba con todas sus cualidades y sus debilidades. Tal vez sólo ante ella, la invisible para otros, él podía ser visible verdaderamente. Y eso era un regalo invaluable. Es un regalo invaluable, pues, como dijo el mismo Dickens, toda criatura humana es un secreto para toda criatura humana…

Los consejos de Tim Minchin

Tim Minchin no es el último gurú de esa secta de la autoayuda. Es un comediante. En mi humilde opinión, un excelente comediante. La risa puede llegar a ser un disolvente maravilloso y usada con inteligencia y compasión, puede tener un efecto terapéutico. Creo que Minchin logra hacer eso con muchas de sus canciones … ah sí, se me olvidaba especificar que Minchin hace parte de esa rara especie de comediantes que hace de la música su medio de comunicación. Es un gran pianista, de excelente habilidad técnica. Y entre risas y melodías lo ayuda a uno a confrontarse con uno mismo. Es posible que ejerza esas habilidades con él mismo, pues parece una persona lo suficientemente cómoda en su piel.

Tras esta pequeña e innecesaria introducción en la que intento justificar el por qué lo pongo en este blog, les presento este video en el que Minchin da un discurso en una universidad a la promoción que se está graduando. Es posible que sus palabras hayan tenido el efecto contrario que él auguraba y sí hayan esperado a más de uno a enfrentar la vida después de la universidad. Voy a traducir su discurso para aquellos de mis pocos lectores que no sean muy fluidos en inglés … además, será un excelente ejercicio mnemotécnico. Otro comediante, Mike Myers dijo en una entrevista: «When you lighten up, you lighten up». Es un juego de palabras y de metáforas, que traducido al español sería «Cuando te alivianas, te iluminas»… los tiernos y graciosos consejos de Minchin pueden ayudarnos con eso: alivianarnos, para iluminarnos.

«En días más oscuros toqué en una conferencia para una empresa que hacía y vendía software para contabilidad. En un momento traté de inspirar a esta gente más allá de las alturas que habían producido los $12,000 que le habían pagado al conferencista, quioen era este deportista extremo que había perdido uno de sus miembros cuando se había congelado en una montaña. era extraño. Pensaba que vendedores de software debían escuchar algo de alguien que ha tenido una carrera larga y exitosa en ese campo, no de algún deportista excesivamente optimista. Alguien que había llegado en la mañana esperando aprender técnicas de mercadeo, se iba a su casa tras la conferencia preocupándose por el flujo sanguíneo hacia sus miembros. No era inspirador, era confuso. Y si la montaña era símbolo de los retos de la vida y la pérdida de extremidades una metáfora para el sacrificio, el vendedor de software no va a entender, cierto? Por que no estudió artes, cierto? Debió haber estudiado artes, pues los estudios en artes te ayudan a encontrar sentido donde no lo hay; y créanme: no hay sentido. No busquen sentido. Buscar sentidos es como buscarle rima a un libro de cocina: no la encontrarán y terminarán arruinando la receta del postre.

Si no les gustó esa metáfora, no les gustará lo demás. El punto es que no soy un conferencista inspirador, no he perdido ninguna extremidad metafóricamente o en realidad, y ciertamente no vine a dar consejo profesional, pues no he tenido lo que muchos consideran una «carrera». Sin embargo he tenido la experiencia de hablarle a grandes audiencias y eso me ha dado un sentido inflado de mi propia importancia, así que ahora, a la edad madura de 37.9 años,  me dispongo a darles 9 lecciones de vida (como un eco de las 9 lecciones de la ceremonia de navidad, que es igual de confuso). Encontrarán algunas muy inspiradoras, otras muy aburridas, pero igual se les van a olvidar en una semana. Y están advertidos: encontrarán muchos símiles que no cuadran y aforismos oscuros, que empiezan bien pero que no llegan a ningún lado y por ende, no tienen sentido. Así que pongan atención y escuchen bien, o se perderán; como un ciego aplaudiendo en una farmacia, tratando de ecolocalizar el líquido para limpiar lentes de contacto …

Listos? Bien! Uno: No tienen que tener «un sueño». Los americanos en sus shows de talento siempre hablan de «su sueño». Si tienen algo que siempre quisieron hacer gravado en su corazón, háganlo. Igual, es algo que hacer con su tiempo: perseguir un sueño. Y si es grande, les tardará casi toda su vida y cuando lo logren y estén mirando en el abismo sin sentido de su sueño logrado, estarán a las puertas de la muerte y por ende no importará. Yo nunca tuve uno de estos sueños y por eso siempre promuevo la dedicación apasionada a metas a corto plazo: sean micro ambiciosos. Bajen la cabeza y trabajen con orgullo en lo que tienen en el momento, nunca sabrán dónde van a acabar. Solo estén conscientes de que la próxima meta valiosa aparecerá en la periferia, por lo que deben tener cuidado con los sueños a largo plazo, pues pueden perderse de la cosita brillante que aparece por el rabillo del ojo.

Bien? Ok, consejo, metáfora, ahí voy.

El humorista Tim Minchin

El humorista Tim Minchin

 

Dos: No busquen la felicidad. La felicidad es como un orgasmo: si la piensan demasiado, se va. Manténgase ocupados y traten de hacer feliz a alguien más y encontrarán algo de felicidad propia como efecto colateral. No evolucionamos para estar constantemente contentos. El Homu Erectus contento fue devorado antes de poder pasar sus genes.

Tres: Recuerden, todo se trata de suerte. Todos tienen suerte de estar aquí. Son incalculablemente afortunados de haber nacido y de haber sido criados en una buena familia que los estimuló y apoyó para que se educaran y fueran a la universidad. O si nacieron en una familia horrible, eso es desafortunado y lo lamento, pero siguen teniendo suerte. Tienen suerte de estar hechos con el ADN que les formó el cerebro que, puesto en una infancia terrible en un ambiente feo, siguió tomando las decisiones adecuadas que los trajeron a su graduación universitaria. Muy bien hecho por arrastrarse a pesar de sus infortunios, pero tienen suerte: ustedes no hicieron solos esa parte que los impulsó. Supongo que he trabajado duro para lograr lo que sea que haya logrado, pero yo no hice ese pedacito de mí que se esfuerza, no más de lo que hice esa parte de mí que prefirió comer hamburguesas antes que ir a clase cuando estudiaba aquí. Entender que no pueden tomar todo el crédito por sus éxitos, ni culpar a otros por todos sus fracasos, les dará humildad y les hará compasivos. La empatía es intuitiva, pero también es algo que se puede ejercitar intelectualmente. 

Cuatro: ¡¡Hagan ejercicio!! Lo siento, oh pálidos y fumadores graduados en filosofía, que están arqueando sus cejas en una curva cartesiana mientras observan el movimiento de la humana muchedumbre en la minucia de sus existencias, ustedes se equivocan y ellos tienen razón. O ustedes tienen mitad de razón: piensan, luego existen; pero también trotan, luego duermen y no están abrumados por la angustia existencial; no pueden ser Kant, y no quieren serlo. Hagan deporte, hagan yoga, corran, pero cuiden de su cuerpo. Lo necesitarán. La mayoría de ustedes vivirán hasta los 100 años y los más pobres entre ustedes amasarán una fortuna que muchos seres humanos en nuestra historia ni soñaron, y esta larga y lujosa vida que les espera, los va a deprimir. Pero tranquilos, hay correlación inversa entre la depresión y el ejercicio, así que corran, mis hermosos intelectuales, corran!

Cinco:  Sean duros con sus opiniones. Un dicho famoso establece que las opiniones son como los traseros: todos tenemos uno. Es muy sabio, pero en cuanto a las opiniones, las suyas deben ser examinadas constante y minuciosamente. Debemos pensar críticamente, y no sólo con las ideas de los demás; sean duros con sus creencias:, sáquenlas al patio y golpéenlas fuerte con un bate. Sean rigurosos, identifiquen sus sesgos, sus prejuicios, sus privilegios. La mayoría de los debates sociales se mantienen por nuestra falla en reconocer matices; generamos dicotomías falsas y luego tratamos de probar un punto usando dos conjuntos de opiniones diferentes, como dos jugadores de tenis que tratan de ganar un partido ejecutando hermosos saques, cada uno en una cancha diferente. A propósito, ya que tengo egresados de ciencias y de artes frente a mí, por favor, no cometan el error de pensar que las ciencias y las artes están enfrentadas; esa es una idea reciente, estúpida y dañina; no hay que ser anticiencia para hacer arte bello, escribir cosas bellas, si necesitan prueba: Twaine, Douglas Addams, Sagan, Shakespeare, Dickens – para comenzar …  No necesitan ser supersticiosos para ser poetas, odiar la tecnología para amar la belleza del planeta, no tienen que reclamar su alma para promover la compasión. La ciencia no es un sistema de creencias ni un cuerpo de conocimiento, es un término que describe la adquisición gradual del ser humano para comprender a través de la observación. La ciencia es asombrosa. Las ciencias y las artes necesitan trabajar juntas para perfeccionar la comunicación entre saberes. La idea de que muchos australianos incluyendo nuestro nuevo Primer Ministro y mi primo lejano Nick Minchin crean que la ciencia del calentamiento global causado por el hombre sea controversial, es una prueba de que hemos fallado tremendamente en comunicarnos. El que una parte de ustedes se haya agitado en sus sillas, es otra evidencia más. El que esa agitación se deba más a la política que a la ciencia, es otra evidencia desesperanzadora.

¡Seis!: ¡Sean maestros! ¡Por favor, por favor, por favor, sean maestros! Los maestros son la gente más admirable e importante del mundo. No tienen que hacerlo por siempre, pero si tienen dudas respecto a lo que quieren ser, sean maestros asombrosos. Sólo durante su juventud, sean maestros; enseñen en escuela primaria, sobre todo si son hombres, necesitamos hombres enseñando en las escuelas. Aún si no son maestros, enseñen. Compartan sus ideas, no sean ingratos con su educación; alégrense de lo que han aprendido y espársanlo. 

Siete: Defínanse según lo que amen. Recientemente me encontré haciendo esto: cuando alguien me preguntaba cuál tipo de música me gustaba, respondía que no escuchaba la radio por que me molestaban las letras de las canciones pop, o si alguien me preguntaba qué tipo de comida me gustaba decía que el aceite de trufa se usaba en exceso y que lo encontraba ligeramente molesto. Y lo veo todo el tiempo online: gente cuya idea de ser parte de una subcultura es odiar a Coldplay, o al fútbol o a las feministas o al partido liberal. Tenemos la tendencia a definirnos según nuestra oposición a algo – y como comediante, me gano la vida en ello. Pero traten también de expresar su pasión por la cosas que aman. Sean demostrativos y generosos en sus alabanzas a aquellos que admiran, envíen tarjetas de agradecimiento y aplaudan de pie, apoyen algo, no se limiten a ser anti-algo.

Ocho: respeten a la gente que tiene menos poder que ustedes. En el pasado he tomado decisiones importantes respecto a gente con la que trabajo – agentes y productores -, grandes decisiones, ampliamente basado en cómo tratan a los meseros del restaurante en el que estamos teniendo la reunión. No me importa si usted es el más poderoso en la habitación, yo lo juzgaré según como usted trate a los menos poderosos. Así que ahí lo tiene.

Nueve: Para terminar, no se apresuren. No necesitan saber desde ya qué van a hacer con el resto de sus vidas. No estoy diciendo que se sienten todo el día a fumar, pero no tengan pánico. La mayoría de la gente que conozco que estaba muy segura de lo que iba a ser en sus 20, están teniendo crisis de la edad madura en este momento.

Dije al comienzo de este sermón que ya lleva media hora, que la vida no tiene sentido. No es una afirmación al azar. Me parece absurda la idea de buscar significado en el conjunto de circunstancias que dejan de pasar después de 8.3 billones de años de eventos sin conexión. Sólo los humanos piensan que el universo tiene un propósito para ellos. Sin embargo, no soy un nihilista. Ni siquera soy un cínico. De hecho, soy bastante romántico. Y esta es mi idea del romance: van a morir pronto; la vida parecerá a ratos larga, dura y Dios, muy agotadora. Y algunas veces estarán felices y otras tristes y luego serán viejos y luego morirán. Sólo hay una cosa razonable para hacer con esta existencia vacía y es sentirla; no llenarla, sino sentirla; y en mi opinión, hasta que la cambie, la vida se llena y se siente mejor cuando aprendes todo lo que puedas sobre todo lo que puedas, cuando sientes orgullo por lo que haces, cuando eres compasivo y compartes tus ideas, cuando corres, cuando tienes entusiasmo y luego vienen los viajes, el vino, el sexo y el arte y los hijos y dar y escalar montañas, pero todo eso ya lo saben. Es algo increíblemente emocionante, esta vida única y sinsentido. 

Buena suerte.»

El juicio de Paris?

Y cuenta la noticia que la reina nacional de la belleza colombiana, Lucía Aldana Roldán, al ver que en su carroza se contoneaba la figura de otra reina, la reina «gay» (cuyo nombre no aparece en la noticia), fue advertida por una de sus chaperonas de que se bajase de allí inmediatamente, pues la bella Lucía no podía compartir los vítores del público con una reina de la cual no se sabía a ciencia cierta su género y que, para completar, había sido coronada por una comunidad alternativa. Entonces, Lucía descendió de su carroza y fue a parar a otra, con otros acompañantes mucho menos cuestionadores y mucho menos cuestionables. De este modo, la fantasía que ella encarna volvió a dar una batalla por su lugar de privilegio: la belleza, tal y como se ha conocido en Colombia, volvió a quedar sin preguntas.

O tal vez, esta vez, no es así. Muchos opinan en las redes sociales que la reacción de Lucía Aldana es la típica reacción de una niña tonta, simplona, y pacata. Otros dicen que la tontería y moralina de Lucía es complementada con el ultraconservadurismo de una institución como el Reinado Nacional de la Belleza. De un lado y del otro se critica y se señala la godarria de la bella coronada en Cartagena de Indias y de la institución que amparó dicha coronación.  Y se les demanda a Reina y a Reinado, que se actualicen y que acepten la diversidad del mundo actual.

Miss Colombia

La Señorita Colombia 2012-2013, Lucía Aldana

Todo eso está muy bien, pero como la belleza es uno de mis temas de reflexión favoritos, yo propongo que pensemos un poco más en las instituciones que se enfrentan en esta contienda. Para comenzar, notemos que, aunque no hay un cuestionamiento frontal sobre la belleza de la reina gay (o transgénero), si hay un acto de enorme violencia simbólica: al no permitir que Lucía Aldana ostente su título de representante de la belleza colombiana junto a otra reina que ha sido elegida como representante de la belleza colombiana LGBT, se le ha dicho a esta comunidad que su belleza no tiene la misma validez que la de la reina «oficial»; es decir, se le ha dicho a la comunidad LGBT «Adelante, tengan sus reinados y sus fiestas y sus desfiles, pero no esperen figurar al lado de los nuestros, los que hemos ostentado el estandarte oficial de la belleza y la feminidad. Serán legales y libres, pero no iguales.» Y así se construye otro acto de violencia contra esta comunidad, que en Colombia seguramente es mucho más extensa de lo que anuncian las estadísticas.

El segundo elemento que me llama la atención es la reacción a la aparente posición del Reinado Nacional de la Belleza. Se denuncia la estrechez mental de esta institución, pero al parecer pocos se detienen a pensar que una institución que promueve sólo un tipo de belleza femenina, no puede tener una visión muy liberal del mundo. Se puede objetar que ya aceptan reinas de belleza negras y mulatas, pero eso ha sucedido después de décadas… por ende, la validación oficial de la belleza afrocolombiana ha sido lenta y tardía. Y es cierto que las reinas son muchachas universitarias, algunas hablan varios idiomas… pero las opiniones que expresan no son especialmente complejas ni revelan una percepción que indique que su instrucción académica ha llegado más lejos, es decir, ha generado en ellas un impacto que las haga reflexionar y emitir juicios más complejos sobre ellas mismas y la sociedad que las aclama como bellas y sin problemas.  Por ende, la educación de estas muchachas aspirantes a reinas no es sino otro atributo que se suma a sus encantos físicos y estéticos, los cuales ocupan toda la atención. Las burlas que se hacen sobre el corto intelecto de las reinas son un reproche cruel e injusto, pues estas muchachas no son brutas, simplemente no utilizan su inteligencia de manera más integral, pues no es eso lo que se les pide. Respecto a esto, recuerdo mucho la cobertura del reinado nacional que hizo Jaime Garzón; él les preguntaba a las reinas las tablas de multiplicar… no recuerdo que alguna haya contestado en serio, recuerdo que la mayoría sólo atinaba a sonreírse. Sin embargo, viéndolo en retrospectiva, muchas de estas muchachas estudiaban ingeniería y a ninguna, que yo recuerde, se le ocurrió contestarle con una contrapregunta que le planteara algún ejercicio complejo de cálculo, esa materia terrible que en todas las ingenierías tienen que aprobar durante tres semestres los estudiantes de esta rama del saber… lástima, eso habría sido un momento legendario de la televisión colombiana. Pero lo que la chanza de Garzón y la reacción de las reinas nos recuerda, es el círculo cultural vicioso que ejercemos los colombianos cuando nos enfrentamos a la belleza femenina, cuando la representamos y la traemos a la vida en la figura de una reina de belleza.

 

No sé si la reina transgénero en cuestión era la Reina del Carnaval Gay, pero aquí tienen, como muestra de una belleza transgénero, a la Reina del Carnaval Central Gay 2012, Francesca Carolina Mendoza

No sé si la reina transgénero en cuestión era la Reina del Carnaval Gay, pero aquí tienen, como muestra de una belleza transgénero, a la Reina del Carnaval Central Gay 2012, Francesca Carolina Mendoza

 

Ojo, que digo muchachas y no niñas… es que eso tiene su enredo: es mejor dejar a la belleza sin problemas y por eso se la infantiliza. Al infantilizar a la reina de belleza, se le quita no sólo su autonomía personal, sino también su capacidad mental para procesar la realidad que la rodea. El calificativo señorita es más formal y reconoce la madurez sexual de las participantes, pero no creo que signifique algún adelanto comparándolo con el de niña. ¿Cuáles son las posibles dificultades de estos apelativos, cuando se trata de una reina de belleza transgénero? Por costumbre se le sigue llamando señorita. Pero seguramente los que reparten el señorita y el niña a diestra y siniestra en el reinado nacional, se sienten muy inseguros e incómodos a la hora de aplicarlo a la belleza transgénero que no sólo desafía la identidad sexo=género, sino que hace alarde, con su presencia, de una decisión que implica no sólo madurez sexual reproductiva, sino madurez psicológica.  La decisión de asumirse como persona en la vivencia total de un género diferente al sexo que se tiene, implica un viaje vital emocional complejo, lleno de desafíos y que pone a prueba todas las habilidades psicológicas de supervivencia, reinvención, sanación y recursividad que una persona pueda poseer. Una belleza transgénero podrá ser sujeto de burla y ridículo, pero eso es el payaso que la sociedad conservadora (y temerosa) se hace de ella; la reina transgénero es una presencia imponente no sólo por sus atributos físicos (y algunas quedan físicamente divinas!!) , sino por su riqueza emocional personal, esa educación y experiencia que una mujer sin temores puede transmitir cuando habla, cuando mira, cuando escucha, etc. Ahí, no hay cómo llamarla niña; es una MUJER.

Y así sucede que la belleza convencional, eternamente niña y muda, baja de la carroza en la que la sociedad, temerosa de cambiar sus nociones sobre la belleza y la feminidad la había puesto… la llegada de la belleza transgénero, quien con su presencia activa pone en escena toda la arbitrariedad de la representación social de lo femenino en Colombia, demanda un reconocimiento total, no sólo como admisión a regañadientes. ¿Será que la carroza con su pedestal, en el que había de ir la reina nacional dispuesta a ser vista, admirada, envidiada y deseada (y descuartizada con la mirada, si seguimos ese juicio de Florence Thomas) , no puede albergar un objeto de deseo y admiración alternativo, como es la reina transgénero? Aquí nos desplazamos al otro elemento de los concursos de belleza: nosotros, los que vemos a las concursantes. Y que deseamos ser como ellas o poseer una mujer como ellas o incluso, hacen alarde de patrocinar a una de esas bellezas inalcanzables. No me refiero sólo a la mirada masculina, sino a toda la idea de masculinidad que hace parte de este juego de la belleza en concurso. El hecho de que los hombres se pongan en escena por medio de sus juicios sobre estas muchachas (y la posesión que algunos de ellos tienen sobre algunas de ellas), indica que la aparición de la belleza transgénero cuestiona ese ejercicio de masculinidad… ¿Qué burlas no tendrá qué enfrentar el que en un momento de éxtasis dice que la reina transgénero está hermosa, bella, o muy buena, para minutos después reaccionar con asombro/rabia/asco al saber que «en realidad» se trata de otro hombre transformado en mujer? Pocos serán los que admiten que sí, que les parece bella y deseable. El resto, o se sume en el silencio o reaccionan airados, reclamando lo «incorrecto» de esa aparición. Curiosamente, nadie se queja de la aparición y acción de los asesores y preparadores en maquillaje, etiqueta, vestuario y demás que las reinas emplean para encarnar el ideal femenino. En ese lugar, como abstractas hadas madrinas, inofensivas pero mágicas e invisibles, están muy bien; en su marginalidad, no cuestionan el ordenamiento usual. Pero la reina transgénero reclama el territorio de todo ese ejército de homosexuales y transgéneros que se han dedicado a la belleza femenina convencional como un medio de expresión de la suya; por ende, llegar a admitir la admiración y el deseo que la belleza transgénero puede despertar si se la pone en un pedestal, es otro disolvente a esa construcción social que es la belleza. 

¿ Y qué diría Paris, entonces? Sabemos que eligió a Afrodita, diosa del amor, del deseo y la belleza. Y que la eligió por una promesa: le daría la mujer más bella de la tierra. Entonces, cabe preguntarnos que entendía Paris por belleza (algo más que un rostro y un cuerpo que causan batallas) y también, qué entendemos nosotros. Tal vez, si admitimos un concepto más complejo de belleza, estaremos listos para admitir otras presencias en el mundo, para admitir el cambio como una fuerza esencial en nuestras vidas y nuestra realidad. ¿ Qué nos prometemos a nosotros mismos, cuando juzgamos que una belleza existe, que es, que la vemos y que la admiramos? 

 

«La peligrosa caribonita», Medellín

Me impactó profundamente la columna de Reinaldo Spitaletta para El Espectador.  Me puso a pensar en todas las ocasiones en que he intentado describir mi ciudad natal, ahora que vivo en el extranjero. Me puso a sentir ese dolor tremendo, esa falta de aire, esa alegría, esa rabia y esa impaciencia que me provoca la ciudad y mucha de la gente que la habita… medellinenses como yo.

Y mientras tanto, en esta ciudad entre montañas, de clima primaveral, y hoy de las más contaminadas de América Latina, se iba estableciendo una industria del crimen, que ya parece muy difícil desmontar.

 

Esas sensaciones tan contradictorias jamás me abandonan y me impiden compartir el optimismo ciego – el regionalismo/localismo ciego – de muchos de mis coterráneos… Aún cuando me lleno de alegría cuando algún europeo me dice que ha ido a Medellín y que ha salido sorprendido, no por que haya comprado a satisfacción la fantasía tropical de rumba-sexo-marihuana que se vende en Medallo, si no por que en realidad se dio tiempo para conocer la ciudad y a sus habitantes y descubrió el lado bueno de los medellinenses, los buenos lugares con compañías fascinantes y cálidas que hay en muchas esquinas y casas de Medallo.

Medellín, vista nocturna del Parque de Bolívar, portón frontal de la Catedral.

Yo pienso mucho en Medellín, tal vez por que vivo en una ciudad inglesa de la que muchos ingleses despotrican – Manchester – y de la que muchos ingleses dicen que no puede salir nada bueno.  Es pequeña, contaminada, con sus pedazos de gran belleza y sus huellas de lo que alguna vez fue su grandeza, el progreso industrial. Medellín es pequeña, contaminada, con sus pedazos de gran belleza y sus vestigios de casonas o barrios acogedores que querían emular un «pasado Colonial». Así entiendo yo lo de caribonita: en realidad, no es bonita… es «agraciada», bien arreglada… uno limpia y compone, y hasta se ve bien.

Al patrón lo mataron hace muchos años, pero no a la cultura de terror que sembró. Desapareció su cuerpo en 1993, pero no la mentalidad de violencia y crimen como medios para conseguir dinero y fama y posición social, de la cual él y muchos otros fueron artífices. Y también víctimas. En esta ciudad color ladrillo, muchos verdugos han terminado en la guillotina.

Pero esa mentalidad de violencia es en realidad producto de una enfermedad autoinmune: aquellos valores que supuestamente debían defendernos de la gran debacle, se convirtieron en nuestro lastre. La fuerza a prueba de todo, se convirtió en crueldad; la capacidad y la creatividad para el trabajo, se transformaron en mañas de avivato y de ratería para quitarle al otro lo suyo, «por que la vida es de riesgos, la vida es de los vivos.»  La belleza y la coquetería se transformaron en «para qué estudia, si está sentada en la plata» y en «si me quiere, que me mantenga».

Medellín, Museo de Antioquia visto desde el Metro.

 

El respeto a las canas lo volvimos una excusa para no cambiar, por que si uno es buen hijo, uno no cuestiona a los padres – así los padres hayan cometido terribles burradas de las cuales uno ha sido víctima… pero eso de cambiar, de buscar mejores opciones y valores para regir la vida, eso es de ingratos, eso es «creerse de mejor familia»; pareciera que la miseria mental y espiritual son las verdaderas herencias a los que los antioqueños tenemos que aspirar, para no vivir de manera diferente – y potencialmente mejor – que nuestros padres y abuelos. Los apellidos, el linaje, también se miden en la carga monumental de errores que uno puede repetir, simple y llanamente por que uno no puede cuestionar, uno «no le contesta al papá/mamá»… ¡Cuántas vidas no se han salvado en Medellín, por que alguien «se atrevió» a «contestar»!

Si vas por los barrios de las comunas ocho y trece, por ejemplo, sabrás que son dominio de narcos, de bandas criminales, y como decía alguien de por esos contornos, que los pelados ni culpa tenían, porque los “pájaros grandes” te ofrecen plata, armas, entrenamientos y así cualquiera resbala y cae ante las tentaciones del lumpen. Para tantos muchachos de esas barriadas es triste tener que habitar sin poder salir de cuatro cuadras a la redonda, porque si atraviesan la frontera invisible los vuelven “ropita de trabajo”.

En Manchester también hay juventudes asfixiadas… juventudes que no esperan mucho, por que no han sido educadas para esperar mucho – ni siquiera para exigirse mucho a sí mismas. No sé qué es lo que ha forjado esta actitud, que según me dicen varios amigos mancunianos (así es el gentilicio) no es muy novedosa.  Pero sé que la encuentro muy parecida a la actitud de muchos jóvenes medellinenses, que se rinden con mucho o poco esfuerzo a ese oficio de «ser malo». Es otra manifestación de la enfermedad autoinmune que nos despertó el narcotráfico: el aguante se nos volvió resignación… «es que como uno es pobre», y a veces ni pasa hambre el o la que esto dice, simplemente no puede comprar el aparato (el que sea) de última generación… «¿Estudio? lo que dé plata» y no es sólo por cubrir necesidades evidentes (para comer, para vestir, para poder pagar un arriendo o incluso ahorrar), si no para comprar o hacer cosas que demuestren que «no es por plata». Y mucho menos para ejercer la curiosidad intelectual, por que eso «no sirve»: «¿Usted para qué estudia/lee/escribe/va tanto a cine/va tanto a teatro/va a conciertos/escucha música.. tanto, si eso no da plata, si eso no es útil?» Resígnese a la ignorancia, resígnese a lo mismo, que si sus padres y abuelos vivieron así, ¿usted quién se cree para siquiera hacer algo que le permita vivir una que otra experiencia diferente?

Manchester, la Curry Mile (Calle del Curry), la zona de los restaurantes y tiendas del Medio Oriente.

Y habemos muchos medellinenses raros, que creemos que uno puede vivir distinto y que eso no va en la plata.  Que sentimos que es nuestro deber criticar, dudar, cuestionar y sobre todo, no repetir los errores de nuestros padres – claro, eso empieza admitiendo la doliente humanidad de los progenitores y por ende, admitir que ellos también «la cagan». Habemos medellinenses que no nos creemos ese cuento arribista de que hay que tener plata para saber disfrutar de cosas distintas, buenas… Claro, la vieja generosidad o nobleza antioqueñas, por la enfermedad autoinmune, la convertimos en arrogancia, en insultos, en prepotencia y en ética de pistoleros como la describe Spitaletta.

Y todo esto se me vino a la cabeza y al corazón leyendo a Spitaletta. Todo esto se me viene en avalanchas cada vez que he oído a varios decir que Medellín es una ciudad de gente encantadora o la capital de la cirugía estética. Es mi ciudad, la amo y la odio, me da felicidad cuando vuelvo y siento unas enormes ganas de llorar cuando sé que regresaré y haré mi vida allí. «¿Y por qué no se queda por allá?» Pues por que no quiero abandonar el barco, por que sé que en Medallo encontraré muchas razones para vivir, por que sé que el Primer Mundo no me quiere (así muchos ingleses sí me quieran) y por que me rehúso a creer que los raros, no podremos convencer al resto de que podemos darle cristiana sepultura a esa sociedad que se murió de una horrible enfermedad autoinmune… y que podemos empezar el incierto proceso de vivir de manera diferente y potencialmente mejor. Es curioso: muchos mancunianos sienten lo mismo respecto a Manchester.

La educación sexual como corresponsabilidad

Este artículo de The Guardian estaba demasiado bueno como para dejarlo pasar… Nos cae como anillo al dedo, teniendo en cuenta la negligencia que mostramos frente al tema de la educación sexual juvenil (Aclaro: considero que la educación sexual es para todas las edades y fases de la vida.)

Se trata de un programa que se desarrolla en Bristol, patrocinado por una fundación privada e implementado por el NHS, el Servcio de Salud Nacional de Inglaterra… qué contraste con nuestra situación, no?

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Esta iniciativa se conoce como Sharp (sexual health action: real people) y se trata de grupos de jóvenes que van a las escuelas y a los lugares de alta asistencia juvenil – como los clubes, bares y discotecas – para hacer campañas de información y concientización. Y por qué jóvenes? Por que se trata de hacer circular la información en una manera que en realidad cautive la atención de los muchachos; los chicos que trabajan en Sharp saben por experiencia propia que es más convincente hablar con alguien de la edad de uno, que con un adulto en modo «predicador»

Young people feel more comfortable talking to other young people about sex, as we’re more liberal. They are more likely to be receptive. When sex education comes up in schools, everyone just giggles and never takes it seriously. They expect a teacher to be patronising and think: «What’s a 40-year-old going to know about sex?» Teenagers don’t like listening to adults anyway! Just talking to another young person is so much better, and hopefully it can ultimately lead to things like fewer teenage pregnancies.

Por eso es que se trata de corresponsabilidad: los jóvenes un poquito mayores, les hablan a los adolescentes, a los más jovencitos… es algo de gran urgencia, pues según lo revelan los datos recogidos por Sharp y otros organismos juveniles, hay una gran presión interpoblacional por comenzar la vida sexual desde muy temprana edad (los 14 años), cuando en promedio se ha estado comenzando a los 16… a esta presión hay que añadirle otros factores: la creciente sexualización de los medios de comunicación y de la publicidad, la ansiedad que invade a muchas muchachas, quienes ante la dificultad de empezar a tomar decisiones como adultas, deciden embarazarse… y convertirse en madre joven y soltera ha sido «rentable» hasta hace poco, con los subsidios y exenciones con los que las privilegia el gobierno; el acoso que aún asola a la comunidad homosexual y que puede llegar a ser cruel en los chicos y chicas homosexuales y por último y tan importante como lo demás, las posibilidades de abuso sexual.

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La meta de Sharp es lograr que el estigma y la reserva que rodean la educación sexual en la sociedad inglesa, vaya dando lugar a un enfoque más abierto, solidario y honesto, para poder promover mejores estilos de vida entre los jóvenes adolescentes y los adultos jóvenes. Pero también quieren promover una mejor comunicación entre padres e hijos, haciendo posible un ambiente más relajado y cálido. Por lo tanto, es muy importante escoger bien el lenguaje y observar con mucho cuidado los modos de expresarse sobre el sexo y temas sexuales que utilizan los chicos.. no se trata de ofender a nadie, ni de ridiculizar, ni de usar eufemismos que complican la situación:

Why am I involved in Sharp? It makes me happy to know that I’ve helped someone and they’ve learned something. If I can help de-stigmatise sex for young people then I’m happy. A lot of language gets bandied about among teenagers, like «slut» and other words, and it’s unnecessary. I’m quite confident in speaking about sensitive issues, and am happy to go out there and say what needs to be said. But I am aware that bringing up sex around people, you don’t want to make the wrong impression sometimes.

Y a todas estas uno puede decir: es que los ingleses son más civilizados, se trata de una sociedad más abierta y moderna… NO. La sociedad inglesa también tiene problemas de machismo y de consecuente hipersexualización de sus jóvenes. Como ya dije, muchas chicas de clase media y obrera, ven en un embarazo la salida a sus problemas; otras simplemente continúan una tradición familiar, en la que las mujeres se casan jóvenes o se embarazan jóvenes; para las poblaciones biculturales es más problemático aún, pues los matrimonios y maternidades tempranos constituyen un ritual comunitario – familiar que prueba la cohesión cultural en tierra extraña. En algunos sectores de la población, el homosexualismo todavía tiene estigma y hay muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes que pueden ser víctima del acoso, abuso y explotación sexual debido a las costumbres comunitarias, pobreza, etc. Por todas estas razones, la educación sexual es una urgencia en la sociedad inglesa.

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Así que nosotros, los colombianos, no podemos excusarnos en lo de «sociedad pacata, hipócrita y conservadora» para quedarnos callados. Nosotros, los jóvenes adultos y los que estamos entrando a la madurez, los adultos, los viejos y los adolescentes, tenemos que asumir nuestro papel activo como educadores de nuestra sexualidad. Ante la negligencia oportunista de nuestro Estado, que se ampara en la lentitud operativa de la legislación, debemos oponer una actividad consciente y amorosa; consciente, por que debe ser mucho más que repetir babosadas y eufemismos, que transmitir miedos y odios; amorosa, por que debemos apoyarla en un sincero deseo por mejorar nuestras propias vidas y las de aquellos que queremos y viven con nosotros.

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Cool Britania – A modo de respuesta…

Mi buen amigo Felipe, me escribió con esta inquietud, salida de la conversación con una amiga:

Ella sostiene que desde la vista de estado-nación, el país es pobre porque su estado no tiene fuerza de intervención en su vida social significativa, no posee grandes inversiones de infraestructura ni hay la amplitud de libertad de expresión que hay en otros países… así mismo dice que la desigualdad en este país no es tan violenta en términos de miserableza comparada con países como Brasil o India.

 

Yo sostengo que Colombia ES UN PAÍS RICO. Ahora, creo que lo que es sobre todo es unpaís mal administrado, un país de inmenso potencial y poder que tiene unas élites completamente perdidas y que se encuentra, como toda nación caribeña que es colonia norteamericana, viviendo El Mundo al Revés de Eduardo Galeano.

Veo que no es un país de talentos ni potenciales, sino un país de riquezas que por falta de autoestima no se logran consolidar ni comprender en toda la amplitud de lo que realmente puede llegar a necesitar el habitante de esta nación; es para mí, sobre todo, una nación que es un estado en perpetua apariencia de falla porque carece de una integración racial y cultural adecuada que le brinde la energía necesaria para reconstruir y construirse en pos de esa riqueza.

Así que, sin decir que mejor dicho ‘COLOMBIA MI TIERRA QUERIDA’, yo sí sostengo que este es un país rico, con un corazón y mente pobre.
Quería saber… ¿qué piensas tú?

Francamente, a mí me parece un montón de bullshit hablar de indicadores de qué es y qué no es pobreza, cuando la miseria y la pobreza es por lo cual se puede medir la grandeza de una nación -y es que así una nación tenga el Golden Gate, si tiene Pet Rocks y a Rush Limbaugh no es que digamos, qué ricos en su naturaleza-.

 

Voy por partes: me llama mucho la atención el vocabulario que mi amigo y su amiga usan para referirse a la situación colombiana. 

Si bien el Estado colombiano no se caracteriza por ejercer de manera correcta los tres monopolios básicos -fiscal, legislativo, de la fuerza- , me parece incorrecto decir que no tiene incidencia en la vida de nosotros como sociedad y como ciudadanos. Esas deficiencias SON la manifestación de nuestro Estado, son nuestro vínculo como nación. El hecho de que veamos nuestro Estado como una enorme máquina deficiente, mal orientada, extractiva mas no re-distributiva y además expropiadora, constituye un vínculo con él y nos forma a nosotros como ciudadanos políticos. Nuestro Estado y nosotros, como nación, somos una formación sui-generis, a la que los medidores de riqueza y pobreza no nos definen bien. Decir que el Estado colombiano es pobre por su poca capacidad de generar infraestructura incluyente y distributiva, es casi que apelar al modelo del Estado de bienestar… que es el que está en crisis. 

La pobreza en Inglaterra: casas clausuradas en Manchester, por ser inhabitables o por que sus dueños no pueden pagarlas. Foto tomada de The Guardian

Esa crisis del Estado de bienestar trae a la luz problemas de desigualdad más sutiles, pero tan violentos como los que se ven en el Tercer Mundo. Ese es un tema incómodo en el Primer Mundo, donde se suponía que al cubrir las necesidades básicas de una manera lo suficientemente básica y eficiente, se podrían promover dinámicas sociales y culturales que terminaran por incluir de un modo igualitario a toda la sociedad. El caso que me es más familiar, el británico, muestra que ese modelo de Estado no fue tan exitoso en ese sentido. La cobertura al ciudadano que garantiza el gobierno británico, no ha impedido que el profundo clasismo de la sociedad británica siga incólume… es más, que se haya replanteado y que se manifieste de diversas maneras en la distinción que cada grupo social hace de sí mismo diariamente. Incluso en las expectativas de las juventudes británicas, esa distinción social y la sutil exclusión que genera, está reflejada: no todos disfrutan ni buscan disfrutar ni ejercer las mismas ventajas. La Estado británico es rico en infraestructura que cubre a la población, pero esto no ha impedido que muchos de sus grupos poblaciones no se sientan incluidos o protegidos… los tumultos de hace un año así lo demostraron.

Dice Felipe que, según su amiga, la desigualdad colombiana no es tan violenta en términos de miseria – ? – como en Brasil o en la India. Estoy en desacuerdo. La desigualdad colombiana ES un tipo de violencia brutal, ejercida con armas simbólicas. La miseria material es la suma tanto de la exclusión material, como de la exclusión sociocultural que estructura a la desigualdad. En nuestra sociedad, los límites materiales también tienen su equivalente en los límites socioculturales que cada grupo poblacional ejerce para definirse ante los otros. Nada más pensemos en una de las frases favoritas de los colombianos: «Es que como yo soy pobre…»  Y muchas veces, el que emite esta autodefinición no sufre de pobreza material; cuando el sujeto sí sufre de pobreza material, su miseria se hace más violenta en tanto que es más evidente, en una sociedad donde la desigualdad material es un modo de presentación en sociedad: el que tiene, debe hacerlo notar. Además, la Colombia rural vive altos niveles de exclusión y de miseria que, desafortunadamente, se han hecho normales y por lo tanto, invisibles. Esos niveles de exclusión y miseria se han convertido en patrones de vida que son difíciles de romper.

Estoy de acuerdo en que Colombia es un país rico. Pero también pienso que no es ni más rico, ni más pobre que otros. La mala administración no es un tema exclusivo de Colombia como Estado o como país. Tampoco me parece algo novedoso, admitir la tesis del mundo alrevés de Galeano, o lamentarse de ser colonia o post-colonia de otro país. De nuevo, más de medio planeta comparte esa característica con Colombia… en cuestiones de colonialismo, estamos en una gran familia. Lo que me parece novedoso es ver cuáles son las referencias que se esconden detrás de esas lamentaciones de ser «el mundo al revés»; en ese sentido, dichas lamentaciones son las mismas quejas sobre las fallas que tenemos como Estado y como sociedad, quejas que hacen parte del pensamiento colombiano desde el siglo XIX. Si nosotros somos el mundo alrevés, entonces hay mundo al derecho, un mundo correcto al que debemos aspirar… no podemos ser autónomos, no debemos serlo, pues nuestra autonomía también funciona «al revés». Con este marco de pensamiento, es muy difícil poder evaluar y valorar nuestros propios procesos, sobre todo cuando no estamos muy abiertos al grado de coresponsabilidad que tenemos en ellos.

La pobreza en Inglaterra: esta cama es compartida por cuatro niños en una casa de dos habitaciones en la que viven once personas. Para los indicadores ingleses, el hacinamiento es un indicador de pobreza. Tomada de The Guardian

Felipe habla de falta de autoestima y de falta de una integración racial y cultural adecuada. Esto también me suena familiar, pues de integración racial y cultural adecuada se está hablando desde hace 200 años y no se ha podido forjar… sin embargo, ese «adecuada» me queda sonando… por que no sólo se trata de admitir a todos los componentes «raciales», sino de hacer una mirada crítica a esa idea de «raza» y los efectos sociales que tiene. La raza en Colombia es un calificativo socioeconómico, no es sólo de color de piel. Y echar mano de la exotización tampoco contribuye mucho a un proceso de inclusión verdaderamente profundo: poner a afrocolombianos o a nativos como la cuota romántica y colorida de la sociedad colombiana, no es admitir sus dinámicas como integrantes vigentes de nuestra sociedad, ni tampoco remediar la exclusión de la que han sido víctimas. 

Entonces, la cuestión de reflexionar sobre la racialización – es decir, lo que hace que la «raza» sea tan importante para nosotros – es cosa que nos toca a todos… no sólo a las «élites perdidas», sino también a la ciudadanía anclada en un conservadurismo que le ha dado su identidad; los colombianos no somos víctimas de nuestra historia, somos victimarios de nuestro presente al escudarnos en nuestro pasado y al no reflexionarlo… sólo lo usamos para buscar culpables y eso no requiere mayor ciencia.

En mi post Cool Britania comentaba una de las manifestaciones de esta dolorosa transición del Estado del bienestar del Primer Mundo: la progresiva desregulación de la sociedad en el aspecto laboral. La intervención del Estado en el mundo del trabajo era una de las victorias del movimiento obrero británico; el subsidio para jóvenes es un gran atentado a esta estructura de inclusión, que velaba por la capacidad de consumo, de ahorro y de inversión de los ciudadanos. Es como si ya lo importante no fuera velar por estas tres actividades económicas, sino por la primera, al endiosarla como fuerza motriz de la economía.

En nuestro Estado, por razones diversas, el consumo ha sido el factor motriz de la economía y ha reforzado relaciones sociales verticales y excluyentes.  Nuestro Estado no intervino favorablemente el mundo del trabajo, por ende reforzó el carácter excluyente que puede tener y también reforzó el poco valor social que tiene. 

Es curioso que, desde dos corrientes tan diferentes, se llegue a un mismo punto: la progresiva desconexión social, que no promueve la creación de valores integradores, sino que genera una percepción social del Estado como el gran organismo que nos quita y no nos protege. 

 

 

Bahía Trío: amansando el aire…

Eso me dijo mi querido amigo Juan Felipe cuando me presentó este grupo. Pero se quedó corto… no sólo es para amansar el aire, es para aprender a bailar con él, para cogerle el paso al caminar, para saber estarse quieto con él cuando uno debe parar para ver cuánto ha avanzado y ver en dónde fue que se quedó estancado…

¿No les parece muy cruel y a la vez muy curioso que un grupo chocoano que hace música chocoana, nos pueda parecer exótico a los colombianos? Eso dice mucho de lo sordos que estamos a nuestro propio pulso y de la enorme influencia que tiene la cultura masiva sobre nuestras vidas. Gracias a Dios los va uno descubriendo, se va dando uno cuenta de que hay mejores orillas sonoras… y de que esas orillas están a la vera del Pacífico colombiano.

Otro elemento de ese exotismo con el que podemos escuchar esta música, es el que, para nosotros, mamá África está bien lejos… al otro lado de un océano literal y mental que nos impide admitir la enorme cercanía cultural que tenemos con esas civilizaciones negras. Y sin embargo, esos ritmos suenan deliciosamente familiares…

Otra cosa: esta no es la música que se conforma en concordar con el estereotipo de lo negro, con su sexualización excesiva y su ridiculización gratuita. Esta es la música afrocolombiana que nos acerca a esa cultura musical africana donde dominan las aventuras rítmicas más sofisticadas y elegantes que se encuentran con combinaciones armónicas que desafían las reglas de la música occidental académica… es una música de alto calibre, señoras y señores… ahí les dejo:

Bogotaneando – La crónica, parte 2

¿Será que el abandono hace parte de las políticas públicas? ¿Podemos considerar el abandono, como una forma de habitar la ciudad? Estas dos preguntas son las que toman lugar en mi cabeza, alternativamente, cada vez que pienso en Bogotá. 

El hecho de que Bogotá sea una ciudad que, en muchos sectores, es mejor pasar de largo, dice mucho del tipo de modernidad en el que vive. Ahora bien, hay que aclarar que la sectorización de Bogotá no es algo nuevo, muchos especialistas en historia y desarrollo urbano están de acuerdo en decir que dicha sectorización se fue consolidando desde hace unos cien años más o menos, cuando la ciudad empezó a recibir fuertes flujos migratorios de gentes que, sacadas de su localidad por la pobreza y por la guerra, sólo atinaban a buscar en Bogotá un lugar. La cuestión entonces es cómo se ha desarrollado esa sectorización, cómo es que se ha organizado a esa masa siempre creciente que son los bogotanos.

Lo que salta a la vista cuando uno intenta responder a dicha cuestión, es el innegable daño ecológico que la ciudad ha sufrido y que causa a sus regiones aledañas. Bogotá vive a costa de su ecosistema y los daños ya son irreversibles; es más, podríamos decir que uno de los precios que ha tenido que pagar por su gigantismo, ha sido el deterioro de su ecosistema, con el cual dejó de tener relación durante las últimas décadas del siglo XIX. Esa es una parte del abandono al que me refiero.

Santafé de Bogotá (Col.), Plaza de Bolívar

Ese abandono constituyó el núcleo de una administración sin verdadera planeación. Y parece que, cuando llegó la planeación, se planeó la ciudad del futuro en el norte y así quedó otra Bogotá… es como si fueran dos hermanitas siamesas, la una con problemas de desarrollo y la otra más repuestica. La primera, que comprende gran parte del antiguo núcleo histórico de la ciudad, parece en varias manzanas un pueblo de una película del oeste,  uno de esos pueblos perdidos en la mitad de la nada donde en cada esquina puede estar escondido un pistolero. Y al parecer así es. Es muy doloroso ver cómo la pobreza y la inseguridad, se alimentan del abandono gubernamental – y a su vez, el abandono gubernamental se alimenta de esa pobreza y de esa inseguridad. Ya había dicho en la primera crónica que en estas zonas eran tristemente evidentes el desaseo, el abandono y la tristeza; este ecosistema urbano es un ecosistema moribundo, sino es que ha muerto ya. Y ojalá me equivoque.

No me olvido del sector de La Candelaria, y a él le dedicaré una crónica aparte. Este sector alberga un intento de los administradores de la ciudad por reconciliarse con su ecosistema: el Eje Ambiental, que supuestamente se verá completo en una década (más o menos), cuando esas palmeras que sembraron después de la Séptima, bajando por la Avenida Jiménez, crezcan y den toda la sombra que prometen; los edificios circundantes tendrán una vista bellísima… pero falta ver si eso es suficiente para reactivar el ecosistema de esa parte de la ciudad.

Pasando de la nefasta 26 hacia el norte, uno puede ver el cambio de relación. Si es cierto que el abandono hace parte de las políticas públicas, el sector de Chapinero, la pequeña Suiza y otros en esa área, dan una curiosa señal de ello. Se dice en la academia que el mayor esfuerzo modernizador en Bogotá, estuvo enfocado a establecer una ruptura con la Colonia y todo lo material que estuviera asociado a esa forma de vida. Chapinero es un barrio que pareciera haber sido diseñado con ese propósito, con esas casas de estilo europeo que llaman la atención y que están siendo recuperadas.

Ya en el norte, uno siente los deseos de cosmopolitanismo y de modernidad en las avenidas que se ensanchan, en los edificios que proclaman que en ese sector habita la Bogotá moderna, centro financiero del país. polo turístico de la región. Incluso la localidad histórica recuperada en ese sector, Usaquén, presenta un lazo urbanístico con esos deseos de modernidad: tan limpia y conservada, los rastros perfectos del pueblecito, alberga en sus callejuelas bien mantenidas negocios y restaurantes que se han ido convirtiendo en parada obligada de los bon vivants y de los turistas. Esa es una parte de Bogotá que se muestra con orgullo, pues muestra el equilibrio de un desarrollo pensado; pero  ¿en realidad es tan pensado?

Santafé de Bogotá (Col) Parque de Usaquén

De aquí podemos volver a la otra pregunta inicial: ¿el abandono puede ser considerado como una forma de habitar la ciudad? Yo pienso que sí; los habitantes de Bogotá han abandonado su ciudad de muchas formas y la frustración con sus administradores es una de ellas. Pienso que muchos bogotanos se han cansado de querer algo mejor para su ciudad y por eso buscan otro lugar dónde hacerla… tal vez al norte, donde todo es más nuevo.

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