Hace tiempos: ¿sexualidad femenina?

«A mí no me gustan los hombres, punto. No entiendo cómo el resto de ustedes es capaz de dormir sobre pechos peludos, y la barba bien puede ser algo indiscutiblemente atractivo, pero la irritación facial consecuente de los besos es algo que prefiero ahorrarme. Cuando mis amigas me cuentan felices que «casi se vinieron» yo me pregunto por qué casi-venirse es algo que les causa alegría, cuando yo me puedo venir varias veces en una noche, y en definitiva me alegra no tener que tomar pastillas anticonceptivas pues desconozco las complejidades de su uso y agradezco ahorrarme lo que bien podría ser una renta en condones.»

Estas son las sinceras declaraciones de una feliz lesbiana, algo que a muchos puede molestarles, pues por lo general lo que se conoce como «sexualidad femenina» siempre se ha visto referido a lo que sienten las mujeres por los hombres… y curiosamente, las fuentes más citadas para referirse a esto, son las producidas por hombres… por lo tanto, la sexualidad femenina sigue siendo un cliché para muchos y muchas, y muchos y muchas siguen refiriéndose a ella con términos que delatan tradicionalismo e ignorancia. La cuestión que la sexualidad femenina sí sigue siendo un misterio, en muchos aspectos, pero sobre todo por la falta de declaraciones públicas -y publicadas- de nosotras, las mujeres, que evidencien los múltiples caminos que pueden tomar las sexualidades femeninas.

esta es de Tolouse-Lautrec...

esta es de Tolouse-Lautrec...

Curiosamente, el lesbianismo no se constituyó en un «problema serio», tratado por médicos, hasta la segunda mitad del siglo XIX.  Y ni así se intentó un acercamiento a los mundos del placer homosexual femenino, pues la sola idea de que las mujeres fuesen autosuficientes para el placer sexual -algo que era exclusividad masculina-, era algo que iba contra la idea muy construida, muy predicada y por ende, muy artificial, de lo que era «ser mujer»… además, muchas de nuestras ideas sobre la «feminidad» vienen de esa era, la del siglo XIX. Por lo tanto, la homosexualidad femenina fue un tema tratado por médicos, sociólogos, filósofos y artistas con misterio, horror… pintores y dibujantes dejaron inquietantes representaciones de las lesbianas, donde asoman los miedos a la autonomía femenina y a una de esas expresiones: la sexualidad.

«Entre las muchas cosas que suelen preguntarme siempre se destaca una: ¿Cómo hacen las lesbianas para follar? No entiendo qué es lo que no comprenden, no es necesario un pipí para tener sexo (y del bueno). Esa es la pregunta más risible.»

«Tampoco hay roles, no es que una «sea el hombre y la otra la mujer».»

Por: AMALIA ANDRADE http://www.soho.com.co/wf_InfoArticulo.aspx?idArt=7837

¿Por qué asustarse ante el lesbianismo? ¿por qué es aterrador aceptar que dos mujeres pueden amarse y gozar la una de la otra desde su propia percepción del placer sensual y sexual?  Lo que dije más arriba funciona como parte de la respuesta, pero hay mucho más: la sexualidad femenina, homosexual y heterosexual, para muchos y muchas aún no es reconocida como un espacio específico de la mujer, desde donde nosotras podamos aprender sobre nosotras y las demás criaturas que nos rodean. En muchos aspectos, el aprendizaje sexual femenino sigue siendo aislado, accidental, borroso, brutal e irreflexivo, dependiente de cosas, personas y actividades ajenas a nosotras y por ende, insatisfactorio… De ahí que para muchas de nosotras, habitar el mundo sea una constante búsqueda de vínculos con otros, menos con nosotras mismas; los caminos que tradicionalmente aprendemos nos llevan fuera de nosotras, no hacia adentro.  Y no aprendemos a construir nuestros espacios, como los espacios de nuestro cuerpo y nuestros sentimientos…

¿No sería maravilloso saber que tenemos todas las herramientas para hacernos nuestro propio mundo…?

¿y que nuestra sexualidad no depende del otro, sino que es nuestro espacio de juego, de aprendizaje y de poder?